Yo Dulcinea
La pluma de Cervantes nos regaló a este personaje que ya, sin remedio, forma parte de nuestro imaginario sobre el amor. Don Quijote la deseó, la amó de forma incondicional; transformó a la mujer sencilla, elevándola a la categoría de princesa, de señora que todo caballero desearía tener a su lado, batiéndose, incluso, en duelo por defender su nombre y su honor. Se enfrentó a gigantes, molinos y fantasmas solo para vencerlos en nombre de su amada...
“No ser amado es una simple desventura;
la verdadera desgracia es no amar”
Albert Camus