Juana I de Castilla, visita el cuerpo de su marido como ha venido haciendo a lo largo de los últimos años, desde que falleciera en 1506. Nos encontramos en 1521, este último año los comuneros vienen pidiendo que La Reina se levante de su encierro y se enfrente a su hijo Carlos para reinar Castilla, no quieren que les gobierne un Rey que no sabe el idioma ni las costumbres de Castilla. Una vez más Juana se siente utilizada para el beneficio de otros.
Solo con Felipe encuentra la paz que tanto busca. A solas con el cuerpo, aunque sea inerte, de su amado puede pensar cómo reina y como madre. Una tarde de abril de 1521 buscara respuestas en el Hermoso para decidir el futuro del un país que nunca le dejaron gobernar, anulada por su marido, por su padre y ahora por su hijo Carlos.